miércoles, 28 de agosto de 2013

Cuando cumpla 16...

Cuando la miré a los, a esos ojos llenos ahora de tristeza y dolor, recordé aquella vez en que la niña que solía sentarse siempre a mi lado en clases fue hallada por sus padres con su novio. Entonces la golpearon y le prohibieron seguir con él.
Aún sigo sin entender por qué los padres se olvidan que tuvieron quince también alguna vez, y que lo único que logran con prohibirnos algo es hacerlo aún más atrayente ante nuestra vista, como si haciendo lo contrario de lo que nos digan seremos mejores, porque no queremos ser tan crueles como ellos. No quiero ser una de esas personas que se olvidan de haber tenido 15 cuando cumplen 16, y entonces pierden su sentido  de comprensión. ¿Por qué no puedo entender cómo es tan difícil comprender a una persona  cuando tú has estado en su lugar? A su debido tiempo claro. Miras con indiferencia algo que crees incomprensible, pero apuesto que si aquellos padres de esa chica hubiesen recordado qué sintieron cuando fueron oprimidos y maltratados por hacer algo tan natural como enamorarse, y si la madre hubiera recordado lo que sintió hacia sus padres cuando la trataron de aquella manera, tal vez, No estoy segura Se habría detenido a pensar, le hubiera abrazado y llorado con ella porque recordó que en que en ese momento se sintió tan sola y desdichada, que no pasó ni un buen pensamiento por su cabeza, que miró a sus padres con tanto rencor que creyó haberlos odiado, y que habría preferido estar Muerta aunque fuera algo aparentemente exagerado, eso sintió entonces, que no le dolieron tanto los golpes como la marca del recuerdo  que no solo quedó en su piel, también en su corazón; Y tal vez, solo tal vez la habría entendido por milésimas de segundos y quizá en vez de insultarla o mal tratarla, la habría llamado y hablado con ella, le hubiera aconsejado para así hacerle saber lo que se supone que estaba haciendo mal y aquel recuerdo lleno de dolor y amargura se habría convertido en una experiencia vivida sobre algo que debías aprender en ese momento, entonces ella hubiera crecido y tenido hijos y no los hubiese tratado de la misma manera, y sus hijos habrían creído que esa era la forma de hacer las cosas y todo habría sido diferente. La chica que se encontraba en frente, miraba a mi dirección mientras la chica que tenía la lado acariciaba su brazo oscurecido por una evidente marca seguida de un área roja en su antebrazo, mi mirada se centraba  directamente en el rostro de la afectada situada a mi lado, dándome mayor facilidad para apreciar el ceño fruncido por el dolor ocasionado, ¿Haría lo mismo? ¿Se convertiría en alguien así algún día? la respuesta no era muy alentadora: Probablemente. "Todo el mundo crece". Entonces me di cuenta de lo que no quería ser.
No quiero ser como las madres de esas chicas. Mirando su rostro me di cuenta de algo que las demás probablemente no, que su mirada demostraba más dolor cuando hablaba de su desgracia que cuando era lastimada  por los bruscos toques de nuestras curiosas compañeras, aprendí algo ese día: Yo nuca sería así, jamás me lo permitiría. Tengo algo muy claro, no podemos elegir de dónde venimos pero sí hacia dónde vamos; y existen dos opciones: Tomar todo lo malo que te ha pasado en la vida y sumirte en su recuerdo, vivir llenos de rencor y sufrimiento, o puedes tomar todo lo bueno que te ha sucedido y atesorarlo como un recuerdo para que un día mires atrás y al recordar de donde vienes te des cuenta que eres mucho mejor persona que todos aquellos que te hicieron daño.


Miré su rostro y lo decidí: "No quiero ser como aquellas personas que se olvidan que tuvieron quince cuando cumplen dieciséis..."


No hay comentarios.:

Publicar un comentario